viernes, 12 de abril de 2024
miércoles, 27 de marzo de 2024
Felicidad mía
Felicidad la mía,
cuando me mira bajo
la sombra de sus pestañas,
anunciándome entre profundos suspiros
la epifanía de su dulce beso
beso tierno.
Felicidad la mía,
la de aquellas horas de la brisa fría que eriza
La pelusita de sus brazos,
y ella se aferra aterida buscando calor
en mi cuerpo.
Felicidad la mía,
en esa hora del bar,
entre cervezas,
y el susurro Natalia Lafourcade:
“Si yo encontrara un alma como la mía
Un alma que, al mirarme, sin decir
nada
Me lo dijese todo con la mirada”
Felicidad la mía
cada vez que se me viene un verso a la cabeza,
y en acordes me dice la guitarra
cuán vivo estás, cuánto existes.
Felicidad la mía, la
de ella,
llegar al alba con las sábanas empapadas,
y los gallos cantando,
epinicios de nuestro amor
amor nuestro
martes, 12 de marzo de 2024
Claroscuro
Imagen intervenida
Miro las cabriolas del tiempo,
andando y desandando
y se instala en el pasado,
en algún mueble que aún no
condenamos al cuarto de rebrujo;
en la ventana donde se apostaba ella,
como en el nicho de un altar
para darnos el furtivo beso;
en la casa vieja de cuartos espaciosos,
donde alguna vez,
nos desnudamos urgidos de deseo,
y supimos por primera vez
de aquel amor venéreo,
que ahora,
después de tanto tiempo transcurrido,
cuando nos tropezamos por ahí
me miras y te sonrojas
como si se repitiera
aquella vez de la entrega
miércoles, 28 de febrero de 2024
DESANDE
Foto intervenida
Sin la memoria sería un desperdicio
el tiempo.
Se guarda el tiempo para sentir qué se es,
que se será,
en la grandeza filosófica de la vida
no importa si equívoca o inequívocamente,
al fin se es de ambas maneras,
pero más digna y humana la primera;
para tomar una actitud deontológica
-de corrección- frente a la vida, la segunda.
Y es la manera única de sentir su paso,
advirtiendo el paso del tiempo
en el yerro que humilla y denigra,
en el avance que planta huella fósil
en el camino de vida;
en los labios que muerden la espuma
del beso cuando se extrañan;
en la lágrima que desflora en llanto,
cuando se acaba el amor,
o nos sobrecoge la muerte.
No siempre la memoria nos favorece,
el tiempo nos juega pasadas,
no anda siempre con un libro de moral
en la mano,
hay que estar despiertos para no rodar,
y juntar oportunos las manos
a otras manos para no tropezar,
pero puede también ese otro,
el otro arribista,
el que nos deshumaniza,
y rodamos,
intencionalmente
queremos olvidar el tiempo,
no reparar,
no reponer,
no volver
a trepar los peldaños que dignifican,
menos,
medir las horas que convocan
en el bien hacer de todos,
en el amor de todos
en el amor de él,
en el amor por vos,
en el amor por ellos,
en el amor por otros.
Qué vuelvan las lágrimas
aquellas que recuerdan
los tiempos del abrazo,
el beso que en susurro mastica
sentimientos de amor,
en una balada de versos
bajo la lluvia del regreso.
sábado, 17 de febrero de 2024
A ella
*Foto intervenida
A ella le gustaban los amaneceres
asomada a la ventana
por la brisa que le aireaba el rostro
y le levantaba el pelo como
fuga de mariposas angelizadas.
A ella le gustaba caminar por las calles
viejas de la ciudad
donde presentía fantasmas
de amores inconclusos
y una lágrima íngrima,
rodaba por su cara,
dulce y tierna.
A ella le gustaba que le dejara versos
en las servilletas de los restaurantes
que con la complicidad del camarero,
rescataba del olvido.
A ella la enternecía Serrat,
cantando Penélope en los días
de ausencia.
Quizás aún me espere,
mientras desteje su último abrigo,
a la sombra de la casa solariega
jueves, 1 de febrero de 2024
LA DEL PANTIE ROJO
Sé que aquella vez que la viste rondando por el bar, como una mariposa buscando la luz de la noche, no te buscaba a ti. Se sentó a tu lado en la barra, al fin cansada de esperar a otro, y pidió que le regalaras una cerveza, con la más sana naturalidad, que no pusiste objeción alguna. Reparaste en ella, como a la tercera cerveza, cuando estabas a punto de preguntarle a quién esperaba, pero no lo hiciste, porque te fascinaste con sus ojos oscuros y profundos, y su risa silvestre que dejaba ver unos bellos dientes de conejo. Era morena, con la piel de esas mujeres árabes que te encantaban de las películas de beduinos.
Esa noche te embriagaste a más no poder con ella, y despejaste la duda de que fuera una buscona, porque pidió varias rondas de cerveza, mientras como un chimbilay, fumaba a hurtadillas en el baño, cigarrillos de marihuana. Sentiste ganas de besarla, cuando al canto de los gallos viste humedecerse sus labios violáceos.
Después, todo fue niebla: un interregno oscuro, y de repente levantaste la cabeza, y te viste desnudo, en la cama de un motel, pero ella no estaba. Sólo un pantie rojo de lunares amarillos, tirado en la baldosa del piso del motel, te recordaba que no todo había sido un sueño.
Foto tomada de la web.
miércoles, 24 de enero de 2024
SUEÑOS DE ÍTACA
Foto de internet
Sé que estará ahí,
como Penélope a la vuelta de
Ulises a Ítaca,
tejiendo y destejiendo chalecos
en el tiempo de la espera.
Cuando arribe a sus playas,
el viento
le alzará las faldas,
como una bandera que desnuda el
asta de su
cuerpo.
Y encallaré
por siempre la barca en la
arena,
al primer beso del regreso